No te quejes de que la felicidad no te llega. No haces nada para evitarlo. Tírate al vacío, no importa que no sepas qué es lo que te espera. No tardarás mucho en averiguarlo. Pero peor sería quedarte ahí sentada sin hacer nada preguntándote qué hubiera pasado. Inténtalo, tú puedes. Quien no arriesga, no gana.
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